Gran Hermano está ya aquí, y se llama FaceBook. PÁSALO
Ya me habían dado varios avisos, pero esto acaba de convencerme.
Facebook está vendiendo la información de sus usuarios al mejor postor. Citemos textualmente: “Lo que muchos usuarios no saben es que, de acuerdo con las condiciones del contrato que asumen al hacer click en el cuadro ‘acepto’ los usuarios le otorgan a Facebook la propiedad exclusiva y perpetua de toda la información e imágenes que publican”. De hecho, resalta el experto, los afiliados “autorizan a Facebook el uso perpetuo y transferible, junto con los derechos de distribución o despliegue público de todo lo que cuelgan en su página web”. Los términos de lo aprobado al hacer click, sin generalmente leer nada, le reservan a Facebook el derecho a conceder y sublicenciar todo “el contenido del usuario” a otros negocios. Así es como a muchos usuarios les han convertido sus fotografías en publicidad. De repente todo lo que sus afiliados publicaron, incluyendo sus fotografías personales, su inclinación política, el estado de sus relaciones afectivas, sus intereses individuales y hasta la dirección de su casa, se envió sin su autorización expresa a millares de usuarios. El hecho de que Pedrito Pérez alquilara la película Secreto en la Montaña o de que Pepita Jiménez comprara ropita para bebé deja de ser un hecho intrascendente cuando al primero lo echan del colegio por sus posibles inclinaciones homosexuales y a la segunda la despiden del empleo por sospechará que está embarazada. Hay que creer a Mr. Melber cuando asegura que muchos empresarios norteamericanos al evaluar los curriculums que se les presentan, revisan Facebook para conocer intimidades de los solicitantes.
Controlado hasta después de la muerte